Vivimos en unos tiempos en que desde determinadas instancias políticas o movimientos sociales trata de blanquearse la historia del terrorismo etarra. España es una país desmemoriado, que olvida demasiado pronto. Ya se nos ha olvidado a todos lo que hizo ETA y, realmente, casi nunca le ha importado a nadie quiénes andaban detrás del asunto. Quiénes recogían las nueces. Siempre ha costado decir quiénes fueron los verdaderos responsables, como si estuviera mal. Y aunque el único y sencillo detonante de la violencia era que la sociedad vasca estuvo podrida hasta la médula por el cáncer del nacionalismo, nadie trató de ponerle nunca solución.
Entendiendo eso, uno agradece leer una novela como ésta. No voy a decir lo que todo el mundo sabe -fenómeno superventas-. Patria es un libro excelente, directo, de lectura rápida y capítulos cortos, de lenguaje sencillo, con muchos personajes muy bien definidos, donde nada sobra. Puede que en alguna ocasión tenga algún altibajo y se pase de un capítulo muy intenso a otro que no lo es, pero eso le ocurre a todos los libros. Lo que más me ha gustado es esa claridad diáfana cuando habla de toda la podredumbre intelectual, toda la mentira y toda la maldad que rodea al mundo abertzale: logra describir algo tan triste y escalofriante como pueblos enteros adorando a asesinos sin caer en ningún apasionamiento, como el que describe un paisaje.
Creo que toda la gente que, como decía al principio, trata de blanquear, justificar o entender el mundo del nacionalismo, ignorando la violencia y el racismo que siempre generan, debería leer este libro. Seguramente les ayude a ver adónde conducen estos aldeanismos exaltados fundamentados en la mentira y en el odio.